Imagina que eres un niño con una caja de pinturas, crayones o colores (porque en cada comunidad autónoma los llaman de un modo diferente), delante de una gran pared de color claro que te está llamando a gritos: «Píntame».
Imagina que vives en un mundo en el que los adultos se empeñan en decirte que donde tienes que pintar es en un papel chiquitín (porque para ellos los Din A4 son canijos).
¿Qué haces? Pues lo que prácticamente todos los niños hacen… ir directo a la pared y empezar a expresar lo que quieres contar, como si fuera una herencia del hombre de Atapuerca, y de tantos hombres cuya existencia y costumbres conocemos gracias a que en vez de pintar en las hojas de los árboles, lo hacían en las paredes de su casa.
¡¿Has pintado en la pared?!
Problema: que te ganas la bronca de tu vida si tus padres no comprenden la motivación de tal acto y sospechan que los estás retando, consideran que te estás portando mal, que siempre te sales con la tuya y que no les has obedecido, o si hay suerte, el discurso de uno de ellos, contándote que es muy bonito, pero que es un follón que lo hagas en la pared, que le puedes ayudar a limpiarlo y que otro día, por favor, no lo hagas ahí.
Solución: que tus padres molen un montón y te compren papeles bien grandes, en blanco, y te los pongan en la pared para que puedas hacer lo mismo, sin manchar la pared. O que te pongan una pizarra bien grande; o que pinten la pared de pizarra… porque saben que la expresión y los trazos empiezan moviendo el hombro, y los niños pequeños pintan así, con el hombro. Luego ya con el codo, con la muñeca, y con los dedos. ¿Pero al principio? Si pudieran pintarían con las mismas manos, y con los mismos pies, y con su propio cuerpo. Por eso a muchos niños «los matas» cuando les dices pinta en este papel, y ten cuidado, no te salgas.
¿Y si ya es más mayor?
Pues algo parecido, con hojas en blanco, o algo más «dirigido», cuya finalidad sea colorear lo que los niños ven, como los Color Roll que nos enviaron en diciembre y que aproveché como regalito de Navidad. Yo pensaba que era simplemente un rollo de dibujos para colorear, y cuál fue mi sorpresa al ver que es un rollo de papel adhesivo lleno de dibujos variados que se puede pegar en cualquier parte.
Mis hijos lo han pegado en puertas y paredes (la foto de arriba es una parte recortada, pegada en la pared), los han pintado, y aunque alguno ha acabado en la basura, otros los han «repegado» en papeles y los han guardado como «creación digna de ser archivada».
Y qué queréis que os diga… yo también he pintado más de uno. Y además sin vergüenza alguna lo digo; que ahora venden libros de colorear para adultos, porque han visto que pintar es como el nuevo yoga: una actividad que se puede hacer sin pensar demasiado, útil para desconectar, relajarte y crear.
He visto que lo venden en Amazon y es relativamente barato, así que si a vuestros hijos les gusta pintar, y si creéis que les puede gustar hacerlo en puertas, ventanas o paredes sin que te manchen (porque el adhesivo no mancha nada), puede ser una buena opción. Incluso puede abrirse el rollo dejando más de una hoja, sin recortar, para que la parte a pegar sea bien grande, tanto como para que pinten dos o más niños a la vez, para esos días en que viene un amiguito a merendar a casa, por poner un ejemplo.
PS: Según la imagen, viene con ceras. A lo que yo he llamado ceras toda la vida era a esas que manchaban mogollón y se partían cosa mala. Estos que vienen son tipo Plastidecor, pero más ancho.
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Hola!!
Muchas gracias por las recomendaciones!!
Me ha encantado eso de que los Din4 son canijos y lo de Atapuerca.
A mí me regalaron un rollo de muchos metro de papel ( creo que es de Ikea) y es lo más.
Pintar la pared de pizarra me lo he pensado, aunque no sé si poner de tiza o de veleda. ( Cómo se diga) rotulador.
Gracias!! Feliz día!